El gérmen inicial de la
fábrica Segarra se produce en 1882 cuando D. Silvestre Segarra Aragó crea una
pequeña y modesta fábrica de alpargatas en su pueblo natal, la Vall d’Uixó. Su nacimiento y posterior desarrollo están claramente
relacionados con la tradición alpargatera del pueblo de la Vall y el gran
mercado que eran los ejércitos del país.
Hacia 1919 se abre la
fábrica Ricardo Vicente Segarra Forner tecnologías de fabricación de calzado
con piso de cuero. Progresivamente desciende
la industria de la alpargata y se desarrolla la industria del zapato, en la que
sobresale de forma muy destacada la empresa Segarra, que llegó a ser la segunda
en importancia en Europa, con un complejo industrial que, además de fabricar
calzados, también elaboraba toda clase de artículos relacionados, curtidos, cajas de cartón, hormas, patronaje, hebillas, imprenta,
laboratorios de desarrollo, entre otros.
Durante la guerra civil,
las edificaciones fabriles quedaron seriamente dañadas y su utillaje, talleres,
maquinaria etc. fueron desmontadas y evacuadas por el ejército republicano. Pero los
gerentes no fueron expulsados sino que la empresa pasó a ser codirigida por los
trabajadores y por los antiguos gerentes.
En el año 1937 el estado,
por la incauta y la dedica a la producción de material para el ejército
republicano. Al parecer, en esta época la familia Segarra ya no tomaba
decisiones en lo referente a la empresa, aunque nunca perdió del todo una
cierta presencia.
En 1938, durante el
mes de junio, el ejército franquista entra en Castellón, desde donde después lanzan la ofensiva sobre la ciudad de Valencia, infructuosa en un primer momento, debido a la resistencia del ejército republicano y al comienzo en julio de la
batalla del Ebro. A la altura de Viver y de Vall d’Uxó quedan las posiciones
detenidas y el pueblo en primera línea del frente.
Terminada la guerra civil
la fábrica vuelve a manos de la familia Segarra, que tenía muy buenos contactos con los dirigentes y personalidades del
nuevo régimen, de modo que se obtienen rápidamente los permisos y ayudas económicas para la
reconstrucción de las fábricas. Así se consigue recuperar gran parte de la
maquinaria industrial y el utillaje que estaban dispersos por las provincias de Castellón, Valencia y
Alicante.
En el año 1940, la
Fábrica tenía en plantilla 1.537 trabajadores. Su producción se destinaba
principalmente al ejército, con unos 36.000 pares de botas al mes. También se
producía para el mercado civil, y disponía de doce tiendas, en toda España, para
la venta al por menor, de sus productos. Progresivamente se consolida como una
de las más importantes empresas de España.
Además se realiza una importante labor social, ya que se crean, para los obreros, una clínica,
economato, comedor social, poblado obrero, escuela de aprendices, Coto escolar
Silvestre Segarra Aragó, Consejo de protección escolar para las escuelas del
pueblo y una biblioteca.
El desarrollo de la
empresa, originó una industrialización gigante, sobre la base de una cierta
inestabilidad. Consentía una excesiva cantidad de mano de obra, desatendiendo
la puesta al día tecnológica de su producción. Precisamente por ese gigantismo
no podía adaptarse a la moderna demanda del mercado, que exigía cambios
continuos en modas y tecnología. Es muy
significativo que en el año 1971, se produjeran 800.000 pares de zapatos, menos
que el año anterior con el mismo número de trabajadores.
Rápidamente bajó la
producción y empezaron las pérdidas que se convirtieron en millonarias y
progresivas, incrementándose de año en año. Pasando la situación a convertirse
en insostenible.
El 25 de septiembre de
1978 la empresa fue incautada, gracias a una ley de 1 de septiembre de 1939, en la que
se especificaba que el consejo de ministros tenía la potestad de incautar empresas
mercantiles dedicadas a la fabricación de elementos de guerra que por alguna
causa se vieran obligadas a interrumpir sus actividades, en este caso los
elementos de guerra eran las botas.
De este modo el Patrimonio del Estado
adquirió las sociedades Silvestre Segarra e Hijos, SA y Arrages, SA. En 1979 su
razón social es: IMEPIEL, SA (Industrias Mediterráneas de la Piel, SA) pasando
a ser una empresa pública.
La gestión estatal fue bastante
desastrosa, y en febrero de 1990 la compró la sociedad de capital privado
Círculo de Financiación y Gestión, SA, que se encontró con un mastodonte de muy
difícil manejo y rentabilización. Dos años mas tarde se puso el punto final a
su larga historia.
Información extraída del
estudio
sobre la Fábrica Segarra de
Ricardo Vicente Segarra Forner.
El depósito de
agua que abastecía a las fábricas, estaba situado a varios kilómetros de las
instalaciones fabriles y en una cota superior. Se trataba de una enorme y profunda
balsa sobre la que se hizo una construcción, en sentido transversal, como se
muestra en la fotografía extraída del mismo estudio de Segarra Forner,
destinada a albergar oficinas, una cocina y servicios.
Este es el estado del depósito en la actualidad.
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Por otra parte, tengo intención de conservar los lugares que visito en el mejor estado posible y durante el mayor tiempo posible, por ello no doy localizaciones, a parte de los sitios muy conocidos, y por ello muy vandalizados, cuya ubicación ya cito en los textos.
No saqueo, no robo, por supuesto respeto las cerraduras que están cerradas, no rompo cosas, paso por el sitio dejándolo intacto, solo hago fotografías y disfruto mucho de lo que me rodea.