La noche del 14 al 15 de Enero de 1968 la tierra tembló engullendo la vida y los sueños de cerca de 400 personas en un tranquilo valle del sur de Italia.
Este pequeño pueblo tuvo la desventura de estar en el epicentro de la catástrofe, apenas quedaron en pié algunos muros, la mayoría colapsaron atrapando a los habitantes dormidos sin que apenas se dieran cuenta, sin dejarles tiempo siquiera de despedirse.
Nadie se atrevió a volver a instalarse y el lugar, testimonio de aquella terrible noche de desolación, fue abandonado a su suerte.
Declarado muerto para la geografía, su nombre se eliminó de los mapas, pero la vida siguió su curso, y el silencio se ve constantemente interrumpido por los murmullos de la naturaleza y por la evidencia, a veces dramática, de la precariedad humana.
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Por otra parte, tengo intención de conservar los lugares que visito en el mejor estado posible y durante el mayor tiempo posible, por ello no doy localizaciones, a parte de los sitios muy conocidos, y por ello muy vandalizados, cuya ubicación ya cito en los textos.
No saqueo, no robo, por supuesto respeto las cerraduras que están cerradas, no rompo cosas, paso por el sitio dejándolo intacto, solo hago fotografías y disfruto mucho de lo que me rodea.