Las obras del ferrocarril Teruel - Alcañiz se iniciaron en 1927, el
proyecto, bajo la dirección del ingeniero Bartolomé Esteban, contemplaba 275
kilómetros y pasaba por las localidades de Tortajada, Villalba Baja, Cuevas
Labradas, Peralejos, Alfambra, Perales del Alfambra, Orrios, Fuentes Calientes,
Cañada Vellida, Mezquita de Jarque, Valdeconejos, Escucha, Palomar de Arroyos,
Castel de Cabra, Cañizar del Olivar, Gargallo, Los Olmos, La Mata de los Olmos,
Alcorisa, Foz Calanda, Calanda, Castelserás y Alcañiz.
En 1930 se produce un primer parón en las obras, poco después los trabajos
se reiniciaron y estuvieron activos hasta 1932, momento en que se produjo la
segunda interrupción que no fue la definitiva y permitió mantener la esperanza
a los cerca de 2.000 trabajadores que estaban empleados en los distintos
trazados.
La parada definitiva llegó en 1935 y las causas, según el historiador Serafín
Aldecoa, fueron varias, por un lado la falta de recursos económicos de la
empresa encargada de la obra, además de posibles irregularidades en las
cuentas, no investigadas por la llegada de la Guerra Civil que, obviamente,
estancó el desarrollo de las infraestructuras y, finalmente, el desinterés
político y la escasa rentabilidad que se preveía para este trayecto previsto para
tráfico de mercancías y viajeros en una zona bastante despoblada.
Cientos de asalariados que poblaban distintas localidades de la zona y de
personas que habían inmigrado hasta estas tierras para trabajar en la
construcción del ferrocarril se quedaron sin trabajo, y los que consiguieron
seguir trabajando tuvieron que afrontar condiciones muy duras, largas jornadas y
sueldos miserables.
El paso de la Guerra Civil dejó tras de sí un rastro amargo para la zona,
que veía rotas sus esperanzas y abandonado el proyecto ferroviario. Edificios a
medio construir o casi en ruinas, puentes construidos, caminos allanados aún
sin traviesas ni raíles.
Un proyecto de recuperación del entorno natural consiguió, en el año 2002,
arreglar parte de los caminos que formaron esta ruta y que van desde Teruel,
hasta el municipio de Alfambra, acondicionándolos para el paso de bicicletas y
caminantes.
No obstante, el problema es que las estaciones, de estilo Historicista Neoaragonés, que
están abandonadas, pertenecen a ADIF. Alcaldes de distintas localidades se han
dirigido a la empresa para solicitar su uso, pero parece ser que ADIF sólo tiene
intención de prestarlos temporalmente, en principio durante 10 ó 15 años, en
forma de arrendamiento, es decir, prefiere dejarlos caer antes que ceder el uso
a los ayuntamientos correspondientes.
Al parecer, si estos espacios se declaran vía verde, ADIF tendría que ceder
al Gobierno de Aragón la utilidad de toda la vía que compone el trayecto. En la
actualidad se está trabajando en este sentido, con el objeto de dinamizar la
zona y restaurar el patrimonio vinculado a la antigua vía del tren que nunca
llegó a pasar por estos municipios.
Fuente:
http://www.aragondigital.es
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Por otra parte, tengo intención de conservar los lugares que visito en el mejor estado posible y durante el mayor tiempo posible, por ello no doy localizaciones, a parte de los sitios muy conocidos, y por ello muy vandalizados, cuya ubicación ya cito en los textos.
No saqueo, no robo, por supuesto respeto las cerraduras que están cerradas, no rompo cosas, paso por el sitio dejándolo intacto, solo hago fotografías y disfruto mucho de lo que me rodea.