lunes, 2 de octubre de 2017

EL HOTEL DE LOS DIEZ MINUTOS


Este hotel de cuatro estrellas abrió sus puertas en el año 2010 con la pretensión de ser el paradigma del lujo en la comarca. Desde luego detalles, instalaciones y entorno eran los adecuados, pero la gestión, el enfoque o el análisis de mercado probablemente no fueron muy acertados.

Suites, spa, salones para celebraciones y eventos, un gran patio para conciertos e incluso una ermita para celebrar bodas. Toda clase de servicios para clientes exigentes y bolsillos abultados en una comarca semiagrícola en expansión. Sin embargo los problemas económicos no tardan en hacerse patentes, y con ellos se suceden los traspasos y cambios de dueño, sin que ninguno haya sido capaz de mantener el negocio abierto.

Curiosamente el último de los propietarios tuvo la ocurrencia de abrir un burdel en un intento de hacer algo de negocio con un macrocomplejo atenazado por las deudas y amenazando cierre. Los vecinos asistieron estupefactos e indignados al cambio de rumbo de un hotel que tenía que haber provocado un repunte en la actividad económica de la zona y acabó ofreciendo lo que llamaron servicio de ocio nocturno para adultos, en castellano y sin perífrasis, un prostíbulo.

Cuatro años escasos fue el tiempo que estuvo abierto, al principio provocó mucha expectación pero en seguida se hizo evidente que el negocio esperado no iba a producirse nunca. Tras el cierre fue brutalmente desmantelado y saqueado, sin dar a los propietarios siquiera tiempo de reacción. No había día en que la guardia civil o la policía local no detuviera a chatarreros, saqueadores e incluso habitantes de los alrededores en busca de algo que les fuera útil para casa.

Bañeras con hidromasaje, televisores, muebles, puertas y hasta las bombillas. Desde que comenzaron las intrusiones, se organizaron incluso patrullas de seguridad privada en los alrededores del hotel para disuadir a sus visitantes, pero cada vez que se pillaba a alguno solamente se podía intervenir el botín y tomar datos, que pasaban a una lista cada vez más larga. Los propietarios, nunca han presentado denuncia y están totalmente ilocalizables, hasta el punto de que el propio ayuntamiento, tras repetidos intentos, no ha sido capaz de dar con ellos para requerirles cerrar el acceso a las instalaciones.

Poco queda ya del opulento complejo y, lo que antes eran lujosas suites, se muestran vacías, con las ventanas rotas y una entrada acribillada y llena de cascotes, que da la bienvenida rodeada de matorrales y hierbajos secos. Resulta asombroso que tras solo cuatro años de actividad todo haya quedado reducido a un irrecuperable montón de escombros y cristales por el que ya no se interesa nadie.


































































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Por otra parte, tengo intención de conservar los lugares que visito en el mejor estado posible y durante el mayor tiempo posible, por ello no doy localizaciones, a parte de los sitios muy conocidos, y por ello muy vandalizados, cuya ubicación ya cito en los textos.

No saqueo, no robo, por supuesto respeto las cerraduras que están cerradas, no rompo cosas, paso por el sitio dejándolo intacto, solo hago fotografías y disfruto mucho de lo que me rodea.