domingo, 12 de noviembre de 2017

LE FORT DE LA CHARTREUSE DE LIÉGE


Mount Cornillon es una colina en la confluencia del Ourthe y el Mosa y es, desde tiempos inmemoriales, el punto de defensa estratégico de la ciudad de Lieja.

Según la leyenda, ya en el siglo I Cornulo, undécimo rey de Tongeren, construye en este emplazamiento una primera fortaleza. Siglos después se emplazará en la zona una leprosería, compuesta por modestas cabañas, aunque a partir del siglo XII, el hospicio se enriquece gracias a generosas donaciones como las de Gilles Clermont. Bajo la protección de Urbano III, el hospital fue conocido como los cuatro conventos de Cornillon y para ese momento ya disponía de Iglesia, cuatro pabellones de hospital, cuadras, campos de labor y múltiples dependencias.

A comienzos del siglo XIII los restos del emperador Enrique IV se depositaron en un oratorio en el Monte Cornillon, a la espera del levantamiento de la excomunión que permitió el entierro final en Speyer.

Tras la muerte del obispo Robert Thourotte, el convento-hospital fue saqueado en numerosas ocasiones, a esto se añaden los ataques del Duque de Limburg, Jean de Flandré, quien entendiendo el valor estratégico del lugar, tras conquistarlo, convirtió el convento en castillo y le confió la custodia a Gauthier Jupille. En 1291, los 500 caballeros de Juan I, duque de Brabante, rodearon la fortaleza de Cornillon sufriendo una gran derrota, rechazados por la guarnición reforzada de Lieja.

Protegida durante años la fortaleza fue completamente destruida alrededor en 1336, por los mismos Liejanos en la lucha contra su príncipe-obispo Adolphe de La Marck. En 1358, Engelbert III de La Marck donó el lugar desierto a los cartujos para establecer un convento. A partir de este momento la cima del Monte Cornillon se convirtió en la Chartreuse.

Bajo la custodia de los monjes cartujos el monasterio de la Chartreuse de Liége se convierte en uno de los mayores y mas prósperos prioratos de los Paises Bajos.

En en año 1792, el general Dumouriez y las tropas revolucionarias francesas llegan a la ciudad de Lieja y el monasterio cartujo sufrió la misma suerte que otras abadías en el sur de los Países Bajos, fue confiscado y saqueado y los monjes expulsados. En 1797 se venden todas las propiedades del monasterio en pública subasta, siendo este el final de la Chartreuse de Liège, aunque se mantendrá el nombre, asociado al Mount Cornillon, hasta nuestros días.

En el Congreso de Viena de 1815, el antiguo principado de Lieja se adjudica al Reino de los Países Bajos. Dos años más tarde los holandeses se establecen en Mount Cornillon para construir un nuevo fuerte, mucho más imponente que cualquiera de las construcciones anteriores. Se llamará Fort Chartreuse, en honor al nombre del viejo monasterio de la Orden Cartuja. El fuerte formaba parte de la línea de fortificaciones formada a lo largo del río Mosa defendida por la armada Holandesa.

Fort Chartreuse tenía capacidad para albergar a 3.000 soldados y una extensión de 30 hectáreas, pero nunca llegó a servir como medio de defensa, conquistado por los Liejanos en el levantamiento de 1830, que logra la independencia de Holanda originando el estado Belga, se convirtió en un simple cuartel.

Durante las dos guerras mundiales cae en manos de los Alemanes, sirviendo como cuartel militar y como prisión para los propios patriotas Belgas. Tras la liberación se convertirá en un hospital militar del ejército estadounidense.

Fué desmilitarizado en 1981 y abandonado en 1988. La ciudad de Lieja adquiere la mayoría de zonas verdes del complejo militar que son ocupadas por asociaciones de conservación de la naturaleza, asociaciones de vecinos y otras asociaciones sin ánimo de lucro.

El WWF en asociación con la organización sin ánimo de lucro Etudes & Environnement, organizó en 1988 un campamento de verano durante el cual se emprendieron los primeros trabajos de restauración y desarrollo en las galerías del Fort de un refugio de invierno para numerosas especies, siendo declarado por el ayuntamiento de Lieja Zona de valor ambiental protegida.

En la actualidad se ha convertido en un clásico de la exploración urbana en Bélgica a pesar de que solo se conservan los edificios y en muy malas condiciones, pero las dimensiones del lugar siguen siendo impresionantes. 

El sitio no es demasiado seguro, se encuentra en total estado de abandono y decadencia, algunas zonas presentan un serio peligro de derrumbe, parece ser que han habido dos homicidios en las instalaciones, además de algunos robos a visitantes despistados. 

Lo mejor es que de estos pequeños detalles nos enteramos a la salida.


Gracias Bcobri por acompañarme!











































































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Por otra parte, tengo intención de conservar los lugares que visito en el mejor estado posible y durante el mayor tiempo posible, por ello no doy localizaciones, a parte de los sitios muy conocidos, y por ello muy vandalizados, cuya ubicación ya cito en los textos.

No saqueo, no robo, por supuesto respeto las cerraduras que están cerradas, no rompo cosas, paso por el sitio dejándolo intacto, solo hago fotografías y disfruto mucho de lo que me rodea.